martes, 25 de septiembre de 2012

Bailando con la calavera puesta






















“…Tenemos las Artes, así que no nos matará la verdad 
El mundo nos acompaña demasiado. 
El diluvio se queda después de cuarenta días.
Las ovejas que pastan en campos lejanos son lobos. 
El reloj que hace tictac dentro de tu cabeza no es otra cosa que 
El Tiempo y por la noche te enterrará .
Los niños tibios en la cama se marcharan al amanecer 
y se llevarán tu corazón e irán a mundos que tú no conoces. 
Y siendo así las cosas. 
Necesitamos que las Artes nos enseñen a respirar. 
Que nos hagan circular la sangre, aceptar la vencida del demonio 
y la vejez, la oscuridad y los autos que nos atropellan, 
que nos enseñen a payasear con la calavera puesta 
o con el cráneo que lleva el cráneo de bufón y tintinea echando herrumbre de sangre
y traquetea soltando quejidos 
Para sacudir y acomodar los huesos en los desvanes
tarde por la noche…” 

Ray Bradbury.

Cómo poder explicar ante una mirada convencional aquel humor que se burla justamente del punto común que une el sentido racional y “normal” de las mayorías? ¿Cómo explicar, ante una mirada moral e inquisitoria aquella risa que estalla cuando el ridículo de la situación se nos presenta como una escena de comedia? Y es que a veces, no es lo “políticamente correcto”. Son aquellos discordantes del sentido común los que nos permiten ver a través de ese velo, el manto de nuestras nociones sociales, que cual cortina de humo nos oculta quienes somos realmente. Ray Bradbury lo supo: somos aquellos que bailamos sobre la tumba con la calavera puesta, cuando ante el llamado de atención de nuestros mayores, no teníamos otra opción que convertirnos paulatinamente en ellos, en esos seres sufrientes, miedosos y de alma pobre que tanto pululan por este planeta enrejado. Con el paso de las épocas son cada vez menos los intrépidos que deciden quebrar la rutina maniática de la tradición que nos apretuja cual corsé. El sentido común sigue tomando terreno convirtiéndolo todo en una especie de silencioso mundo orweliano. Dentro de este contexto conocer la obra de Charles Addams, o Chass como lo apodaron (escalofrío), es un ápice de esperanza para los disconformes que no logran adaptarse a la linealidad de estos tiempos.
                                           
Chass nació el 7 de enero de 1912 en Westfield, Nueva Jersey, pero el Addams que retrató con genialidad jocosa el universo de lo macabro, existente detrás de toda tragedia, se gestó durante sus días en una publicación de crónicas policiales y detectivescas. En éstas transcurrían sus horas retocando fotos de cadáveres, haciéndolos mas “agradables” a la mirada del público, borrando la sangre de las fotos, sangre vital para todo ser vivo. Afortunadamente, abandonó este trabajo para dedicarse cien por ciento a dibujar. Sus trabajos se publicaron en The New Yorker, Collier’s Weekly y TV Guide. Hizo portadas de libros, de discos como la de Dean Gitter “Ghost Ballads”, calendarios e incluso carteles de cine. Algunos de los libros de humor publicados fueron: “Drawn and Quartered” (Arrastrado y Descuartizado), Monster Rally , también editó un libro de fotos y recortes llamado “Dear Dead Days”.Fue el principal impulsor de un estilo historietístico que cambiaría el panorama para siempre: el One –liner. Este estilo consistía en una imagen con una frase de la cual tomaba coherencia. Ambos, dibujo y línea de texto, eran indispensables para darle sentido al mensaje. Sin embargo, ese estilo ya se usaba en todo el mundo pero aún no había un perfeccionamiento total de la técnica.
Por aquellas años el talento de Charles Addams no pasó desapercibido, más bien todo lo contrario. Fue admirado por grandes figuras del cine como Greta Garbo y Cary Grant, incrementando su leyenda con rumores (hoy un tanto infantiles), como su extraña costumbre de dormir en un ataúd. Rumores o no, era evidente su atracción a los aspectos más mórbidos de la vida

                                 
Alfred Hitchcock, quien entabló una amistad con Addams, hace referencia a él durante dos escenas, en su película “North by Northwest (Con La Muerte en los Talones). En la tan afamada “Psicosis” podemos notar el detalle de la mansión con aires victorianos, ésta es un calco de la casa en la que vivió el mismo Charles durante su juventud, además inspiró la macabra residencia de otra de sus creaciones: Los locos Addams. Nada más ni nada menos que Ray Bradbury colaboró con Charles, en la invención de esta extravagante pero inofensiva familia, que parodiaba a una familia normal. Los Addams tuvieron su primera aparición en The New Yorker y Bradbury posteriormente creó por su parte a la Familia Elliot.


Unas de las glorias del cine de terror Boris Karloff haciendo referencia al mayordomo Largo, afirmó: “Espero que nadie me acuse de inmerecida vanidad si doy las gracias públicamente al señor Addams por haberme inmortalizado en el personaje del mayordomo”.
La familia Addams se estableció como su más celebre creación, contando con dos series de actores reales (una de 1964 y otra de 1998), dos series de animación y tres películas. Esta enorme exposición generó una pérdida de esencia en los personajes, convirtiendo a la afamada familia en una sombra de lo que habían sido, razón por la cual Addams rechazó volver a editar a la familia en 1987. Los garfios de las grandes y desalmadas corporaciones, que nada saben de arte pero mucho saben de ensanchar sus billeteras, se posaban sobre Los Addams, manipulándolos. Un año después Charles Addams se encontraba dentro de su Audi 4000 frente a su apartamento de Manhattan, cuando repentinamente, por un instante, pudo contemplar la ironía de aquel momento: ni el departamento ni el lujoso automóvil servirían de algo ante lo que sobrevenía, un ataque cardíaco que acabaría con su vida. Su deceso no le permitió dar una última carcajada ante semejante escena. Sin embargo la viuda no perdió la oportunidad al declarar que fue: “una perfecta forma de morir, digna".






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